En el mundo existen muchas leyes vigentes que prohíben el alcohol, en determinados países. Pero si hay una prohibición que todos conocemos, por el impacto que provocó, es la tuvo lugar en los Estados Unidos de América entre 1919 y 1933, también conocida como la Ley Seca.
En esta época en que los licores eran ilegales, los ingredientes para producirlos seguían sin serlo, y eso significó una expansión del homebrewing por todo el territorio. Muchas familias americanas cuentan como su abuelo intentaba hacer cerveza en la cocina, mientras su abuela se afanaba para esconder los resultados, de los agentes de la Ley.
El consumo de cerveza se incrementó gradualmente en EEUU, en la década de 1920, alcanzando en torno al 25% más con respecto al período anterior a la prohibición. La revolución de homebrewing que se produjo fue alimentada por comerciantes que vendían sus extractos de malta, supuestamente para emplear como ingrediente de panadería, bollería o pastelería. Solo en la ciudad de Nueva York, más de 500 tiendas dedicadas a la venta de lúpulo y malta, prosperaron en los ocho primeros años de vigencia de la Ley. En todo el país otras 100.000 tiendas vendían sirope de malta. Antes de la prohibición solo eran 500 ó 600 las que se dedicaban a esta venta, en todo el país.
En 1928 había unas 25.000 dedicadas a la venta de instrumentos para homebrewing, como podían ser los tapones de botella o las cañerías.
El boom de las ventas de sirope de malta, hizo que en 1926 se produjeran más de 198.000 toneladas, superando en 1927 las 204.000 toneladas. Se estima que un 90% de este sirope fue empleado para elaborar más de tres billones de litros de cerveza. Muchos homebrewers hacían su cerveza de cáscara, mientras otros potenciaban la cerveza sin alcohol o de baja graduación, que sí era legal, con estos extractos. Incluso con este último uso la producción de cervezas sin alcohol, se desplomó entre 1920 y 1928 de más de mil millones de litros a menos de quinientos millones.
En un año las ventas de lúpulo, excluyendo las destinadas a cervezas sin alcohol y exportación, excedieron las 5.000 toneladas, la gran mayoría empleadas para elaborar cerveza en casa. En 1929, las autoridades estimaron que las ventas de lúpulo, malta, y otros ingredientes, sirvieron a los americanos para fabricar más de 2.500 millones de litros de cerveza.
Los negocios prosperaron vendiendo equipos y suministros para hacer licor. A mediados de la década de 1920 las ventas de parafernalia de homebrewing e ingredientes produjeron cerca de 136 millones de dólares anuales. Se podría decir que la mitad de la población, a favor del alcohol, denominados los wet, estaban ocupados haciendo bebidas, mientras la otra mitad en contra, llamados dry, estaban ocupados vendiendo ingredientes y maquinaria. Como resultado de la Ley, la industria del sirope designaba el producto como alimento, ante la oficina de patentes. Los productores formaron asociaciones, que promocionaban el producto en periódicos comerciales.
A pesar de no ser ilegal por sí mismo, la posesión y venta de ingredientes y equipos para elaborar cerveza, no podían ser anunciados para ser empleados en la elaboración de brebajes. Por lo que algunos fabricantes trataban de reseñar las magníficas cualidades del producto para la industria panadera, y demás utilidades en la industria alimentaria. También evitaban que la palabra lúpulo apareciera en sus etiquetas. Aunque no todos, ya que en algunos se anunciaban para elaborar muffins con sabor a lúpulo, e incluso algunos se atrevían a poner camellos borrachos. Algunos de los siropes a disposición del público fueron: Gesundheit, Nitecap, Bismark, Double Dutch, Mixit y Pilzenbaur.
En los primeros 10 años de la prohibición, los agentes federales se incautaron de más 3.5 billones de litros. La cerveza solía ser calificada como imbebible, antihigiénica e inmunda. Las procedentes de homebrewing se caracterizaban por su apariencia barrosa marrón, un olor agrio, fuertemente marcado por las levaduras, y un sabor similar al jabón de lavandería. Además los efectos que provocaban podían ser igual de desagradable, como fuertes dolores de cabeza o la incapacidad para enfocar la vista. A pesar de ello, las cervezas caseras no eran tan peligrosas como otras bebidas alcohólicas inventadas en aquella época, que podían producir parálisis e incluso la muerte.
Ya que contenían venenos como ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, anticongelantes, ungüentos de embalsamamiento, alcohol metílico o de quemar, que acabaron con la vida de decenas de miles de personas.
La práctica del homebrewing, conllevaba multas de más de 1.000 dólares y penas de más de un año de prisión. Las cuales raramente se aplicaban, debido a la intimidad de que disfrutaban los homebrewers, y la dificultad de los agentes para registrar sus domicilios, que además tenían que demostrar que se estaban lucrando con dicha actividad, para poder denunciarlos ante las cortes.
Desde que la XVIII enmienda de la constitución de los EEUU ilegaliza la manufactura, venta y transporte de bebidas tóxicas, incluida la cerveza, se abre un debate sobre cuanto alcohol precisa una bebida para provocar intoxicación, y qué cantidad de alcohol es necesaria para que una bebida sea considerada cerveza. La Ley contemplaba que ninguna bebida debía exceder de 1/2% ABV, casi cero, o como dicen los americanos O alcohol. Lo que tal vez explique el porqué de que existan muchas marcas de cerveza sin alcohol, en estos años, que hacían referencia a este dato, terminando su nombre en O. Otras veces los fabricantes ocultaban el verdadero contenido alcohólico, con nombres como 4%, o incluso 4 1/2%, imprimiendo en letra pequeña la desagradable verdad, menos de un 1/2% ABV.
El boom del homebrewing finalizó con la derogación de la Ley, dejando paso a las cervezas pale, ligeramente lupuladas que elaboraban los maestros cerveceros profesionales. Se calcula que unas 400 cerveceras reabrieron inmediatamente después de finalizar la prohibición, de las cuales solo la mitad, consiguieron recuperarse económicamente y no cerrar sus puertas. El homebrewing no llegó a ser legal hasta el año 1979.
Fuentes y bibliografía:
- “Ley Seca” JP Yaniz Ruiz, historiador y periodista. 2009.
- “Homebrewing During Prohibition” Amy Jabloner. Diciembre 1997
- “Prohibition and Near Beer Brands-II” Bob (BCCA). Abril-Mayo 2009
- Beer For Dummies, 2nd Edition. Marty Nachel con Steve Ettlinger. Enero 2012
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¡Estupendo artículo! Me encanta todo lo que se desprende de ese período histórico y de hecho hace tiempo que quiero escribir algo sobre ello en el blog, y por lo leído veo que no me pisáis ;). De verdad, enhorabuena por el post tan entretenido y ameno de leer. Un saludo!
P.D. No se de donde habréis sacado las fotos pero cuidadín con los derechos de autor, En mi caso os habréis fijado que suelo poner de donde saco tanto las fotos que no son mías como las fuentes de algunos textos, no solo por evitar problemillas con el autor (que pocas veces suelen ir más allá de un tirón de orejas por privado) sino también por deferencia a las fuentes originales. No es por acojonar, pero se de algunos bloggers cerveceros a los que les han llamado la atención por ello (uno de ellos también lo conocéis y me lo contó personalmente).
La verdad es que es algo que me llamaba mucho la atención, y causa mucha curiosidad ver como la gente se la jugaba para poder conseguir alcohol. Me alegro que te haya gustado Pau.
Benjamín, toma nota del tema de las fotos, tiene razón Pau.
Saludos!
Muchas gracias por los comentarios y las recomendaciones. Hay muchos temas relacionados con esta época, y los años posteriores, que marcaron la historia de la cerveza. Espero poder escribir alguno más, y que sea mejor.
En cuanto a las fotos, no deberían presentar problemas. Pero quién sabe, con tanto cambio de ley. Tardan menos en escribirlas que yo en leerlas.
Salud y Salud2!
Hay un documental que se titula, más o menos, “Cómo la cerveza salvó el mundo”, creo que de National Geographic, muy bueno. No puedo dar más datos porque lo vi hace mucho tiempo.
Conozco el documental, pero no lo he visto todavía, asique tomo nota.
Saludos!
Es muy educativo. Saludos.
Con ese nombre se puede encontrar en Youtube, no recuerdo si es de National Geographic, pero es verdad que es muy educativo. Gracias por la información y por haber indicado que te gusta. Un saludo.
Mola mucho, y se hace muy fácil de leer, me gustan estos artículos 🙂
Respecto a las fotos, tiene razón Lupuloadicto, cuidadín. Si son fotos históricas con tropecientos años, pues no creo que haya mucho problema, dudo que nadie venga a reclamar nada. A no ser que sean propiedad de agencias como por ejemplo Getty Images, y en ese caso te recomiendo que las quites o las cambies por otras.
Y si te apetece poner fotos de terceros, fotos que veas de otros blogs, etc., pide permiso antes, la mayoría te las cederán, viendo que es para un blog sin ánimo de lucro, que no vas a vender nada ni a sacar beneficio con ellas, pero mejor pide permiso antes. Te lo cuento porque conozco algo el tema y porque me ha tocado luchar con algún robo de fotos (me las robaron a mi) y no hace ninguna gracia 😉
Un saludo y esperando al siguiente artículo! 🙂
Son fotos públicas de Google, y en principio se supone, que se pueden compartir. Me gustaría llegar a saber los datos de algunas, que desconozco. Alguna creo que es del gobierno…
Muchas gracias por el comentario, un saludo!
GOOD MORNING. SOY BARACK OBAMA Y OS VOY A EMPLUMAR POR SACAR A LA LUZ FOTOS DE MI PAIS SOBRIO, OS VOY A PINCHAR LOS TELEFÉRICOS Y VOY A CONSEGUIR VUESTRA RECETA DE HARD AS A HOP Y LA VOY A VENDER CON ETIQUETAS DE MICHELOB, SUS VAIS A ENTERAR XDDDDDDD
JAJA, MUY AMENO EL ARTÍCULO, HACE UN TIEMPO LEÍ UNO DE BAR AND BEER QUE TAMBIEN ME GUSTÓ MUCHO. TUVO QUE SER CURIOSA LA SITUACIÓN EN ESA ÉPOCA, NO SE QUE HARÍA SI NO PUDIERA TOMARME UNA BIRRA AUNQUE FUERA UN PAR DE ELLAS A LA SEMANA UFFFFF.
SALUDOS CRACKER!
Good Morning Barack, a ver cuando nos tomamos unas birras ahí en el salón oval 😉
Jejejeje, yo también pensaba lo mismo, no sé que haría si no pudiera beber birra… ufff.
Saludos!
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